domingo, 13 de abril de 2008

Jacinto y Leticia

En un Santiago ficticio Jacinto y Leticia se conocieron y luego se amaron. Su amor fue ficticio tal como todo lo que juntos vivieron. Si no hubiese sido porque eran los personajes de una mente enferma, este sería uno amor de los grandes.

Diálogo del (no)amor de Jacinto y Leticia

Sus labios esquivaron mi beso junto antes de decirme que terminábamos.
La copa de vino quedó servida y la comida se enfrío en aquella mesa nuestra.
Ya estaba oscuro cuando abatido me perdí en las viejas calles del barrio Brasil.
Desde entonces busco el camino que me lleve de vuelta a casa.
Y no lo encuentro.
Y ya no está.
Y vuelvo una y otra vez a los gastados adoquines de calle Moneda.

II

Por las tardes camino las mismas calles que tantas veces anduve de su brazo.
Al llegar a casa miro de reojo el estacionamiento y ya no está su auto.
Nunca más el almuerzo se transformó en horas de amor.
Ya no hay viernes de tarde hasta el amanecer.
Ni ojos de sueño con manos frías camino al trabajo de mañana.
Desde que mis labios esquivaron tu beso,
Desde entonces espero que vueles libre hacia mí,
Y no llegas
Y no te veo
Y me pregunto si en realidad volverás como quiero que vuelvas para amarte como quiero amarte desde hace horas, desde hace días, desde hace semanas, que ya parecen infinitas.

III

Y vuelvo a cada instante portando mi alma vacía. Y te miro, te acompaño, te toco.
Y te ofrezco mi vida insuficiente, mi pasado y mi presente.
El futuro lo armábamos desde siempre en tus paredes.
La libertad la construíamos juntos en el eterno fluir del amor porfiado y profundo.
Y cuelgo mis llaves para que se acostumbren a quedarse, y saludo a Agosto con su reseca anatomía, y al cepillo de dientes seco de sabores y restos de besos, y a la valija bajo la cama, y busco ese lecho, mío y tuyo para tratar de volver a dormir.
Dormir de estas penas para siempre, descansar de estas soledades de agonía.
Y dormir juntos, como juntos hemos muerto y nacido, y muerto y renacidos en cada paso de nuestra pequeña eternidad.

IV

Algo se agota alrededor, no en nosotros.
Hoy pasaste por mi lado y tu mirada no quiso verme.
Hoy sentí tu paso cerca y se apretaron las manos, los ojos y el alma.
Pude retroceder mi camino y volver para saludarte
Un hola pudiste decir, mas ambos callamos
y ese silencio se lleva lo que con amor tiempo atrás construimos
¿Puede haber algo más ruidoso que el silencio entre dos almas que fueron una?

V

Lo que vi, fue que no quisiste verme.
Lo que vi, fue tu espalda como escudo al resplandor de tu encandilante mirada.
Lo que vi, fueron tus zapatos bajos, brillantes y desconocidos.
Lo que vi, fueron tus manos atareadas en una mochila demandante de una repentina atención.
Lo que vi, fue tu pelo suelto y la oscuridad de tu ropa.
Lo que vi, fue mi espera ante el ascensor…una espera para encontrarnos, para reencontrarnos.
Lo que vi, es que terminaste conmigo y no quieres, o no puedes, dar con los códigos para declarar lo que brota a raudales por las venas atestadas de amor.
Lo que vi en mí, fue lo que he visto hace tanto tiempo.
Que destellas en medio de la multitud,
que irrumpes abruptamente en mis caminos y cambias mi dirección,
que ya no se como hablarte sin querer llorar por no tenerte,
que estas letras están siendo al mismo tiempo nuestro único puente y nuestra infranqueable frontera.

Escrito por los personajes ficticios, Jacinto y Leticia

1 comentario:

v dijo...

Vine de visita y me gustó lo que leí... triste y bello.