miércoles, 11 de junio de 2008

Soledad sin pausa

A ratos la soledad me hace ruido.
Estar en este departamento inmenso
y vacío de cariños me hace caer.
Poco ayudan mis libros, el teatro, el cine, la danza, los amigos
Este juego perverso de meses está siendo erosivo para mi alma

Estaba aprendiendo bien de mi soledad.
Me estaba llevando bien conmigo misma
Estaba asumiendo y disfrutando el estar sola
Mi soledad se hacía armoniosa,
tomaba un compás que la volvía exquisita.

¿Para que me elevas si después me dejas caer?
¿Para que me quieres si en realidad no me quieres?
¿Para qué apareces luminoso si luego me dejas ciega de ti?

Y, en el dolor del cariño, decidí cerrar tiempos y espacios
Y así no caer en la tentación de
falsos despegues,
ambiguos cariños
y brillos que no son de oro.
Vuelvo a mi soledad para recuperar la armonía.
Vuelvo a la soledad para impregnarme de ella
y no ser vulnerable a mezquinas compañías.

Ventanas de soledades

(…) Soy yo Altazor el doble de mí mismo
El que se mira obrar y se ríe del otro frente a frente
El que cayó de las alturas de su estrella
Y viajó veinticinco años
Colgado al paracaídas de sus propios prejuicios
Soy yo Altazor el del ansia infinita
Del hambre eterno y descorazonado
Carne labrada por arados de angustia
¿Cómo podrá dormir mientras haya adentro tierras desconocidas?
Problemas
Misterios que se cuelgan a mi pecho
Estoy solo
La distancia que va de cuerpo a cuerpo
Es tan grande como la que hay de alma a alma
Solo
Solo
Solo
Estoy solo parado en la punta del año que agoniza
El universo se rompe en olas a mis pies
Los planetas giran en torno a mi cabeza
Y me despeinan al pasar con el viento que desplazan
Sin dar una respuesta que llene los abismos
Ni sentir este anhelo fabuloso que busca en la fauna del cielo
Un ser materno donde se duerma el corazón
Un lecho a la sombra del torbellino de enigmas
Una mano que acaricie los latidos de la fiebre.
Dios diluido en la nada y el todo
Dios todo y nada
Dios en las palabras y en los gestos
Dios mental
Dios aliento
Dios joven Dios viejo
Dios pútrido
lejano y cerca
Dios amasado a mi congoja (…)
Altazor (fragmento), Vicente Huidobro


"La soledad sin pausa de la que otros beben
a la hora del cocktail
no es mi vaso es mi tumba, me la llevo a los labios,
braceo en ella hasta perderme de vista
entre su oleaje morbido.
La soledad no es mi canario es mi monstruo
como si cohabitara con un asilo de locos".
Seis Soledades (fragmento), Enrique Lihn.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

que bello lo q has escrito...
aunque es dificil por lo que estas pasando.. la soledad en estos casos parece ser siempre lo mejor, es la que mejor entiende por lo que estás pasando.. y la mejor compañera para empezar nuevamente...
lo interesante es poder dejar que " te ayude"... pero no le creas cuando te dice: " Yo soy la mejor compañera"... por que aveces la soledad es mentirosa y traicionera......


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robe tu poema de Oscar Hahn.. para mi blog.... me llego demasiado...
aveces me pasa eso....
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Anónimo dijo...

La soledad puede ser el principio del fin o el principio de todo, tu eliges.
La soledad nos da la oportunidad de reencontrarnos, de mirarnos, de aceptarnos...es doloroso, pero renovador, ánimo!!!

Anónimo dijo...

la verdad es que siempre te leo, pero no siempre tengo palabras para escribir algo....
que tengas un lindo dia

Juan Pablo Belair dijo...

como que empiezo a entender algunas cosas... solo decir que hay acción y reacción...

buena selección (como decias que no sabías de poesía)