“Después de todo el tiempo que pasó
la herida va por dentro y no cerró
Qué locas son las cosas
que al alma se le antoja
conservar..."
Después de todo el tiempo, Aznar/Lebón.
Hay un momento en la vida de algunos, en el que los recuerdos se escapan cuando menos te lo esperas. Y cuando hablo de algunos me refiero a esos pocos valientes que con el corazón en la mano, las razones y los juicios a un lado, se atreven a buscar, a buscarse para conectarse con lo que son, pues quieren reconstruirse a pesar de los miedos y de los pesares.
Porque cuando reflota aquello que habías decidido olvidar, cuando en tu vuelo te cruzas con esa imagen una y otra vez, es porque aún no te has sanado desde el alma. Pero cuando logras observarla con los ojos de hoy, debes sentirte feliz, porque aunque no te das cuenta está siendo el mejor día de una nueva vida. Y ya no desearás rodearte de esos amargos que se esconden tras apretadas agendas para no mirar de frente, para no mirarse. Esos son los más tristes de todo. No buscarás pasar tus horas en compañía de los que han dejado de creer en el amor, aquellos que se han recluido en la soledad para no entregarse y ni siquiera tendrás el deseo de convertirte en su redentor/a.
Desearás, entonces, encontrarte y reencontrarte con esos algunos que se dan el tiempo para pensar un futuro juntos, con esos que abren sus brazos de par en par para abrazar y ser abrazados, con esos que no salen de la carrera al primer tropiezo, con esos que reparten sonrisas hasta con la mirada, con esos que dibujan y pintan en colores, con esos que se dan la maña de llorar cuando lo sienten y de reclamar de vez en cuando porque te echan de menos, nada de ángeles ni brujas ni hadas ni duendes ni fantasmas, son de carne y hueso y esas algunas suelen llamarse Natalie, Karen, Maria Paz, Carolina, Macarena, Marcela, Carolyn... y esos algunos a menudo se llaman Gabriel, Benjamín, Germán y Sebastiano...
Porque cuando reflota aquello que habías decidido olvidar, cuando en tu vuelo te cruzas con esa imagen una y otra vez, es porque aún no te has sanado desde el alma. Pero cuando logras observarla con los ojos de hoy, debes sentirte feliz, porque aunque no te das cuenta está siendo el mejor día de una nueva vida. Y ya no desearás rodearte de esos amargos que se esconden tras apretadas agendas para no mirar de frente, para no mirarse. Esos son los más tristes de todo. No buscarás pasar tus horas en compañía de los que han dejado de creer en el amor, aquellos que se han recluido en la soledad para no entregarse y ni siquiera tendrás el deseo de convertirte en su redentor/a.
Desearás, entonces, encontrarte y reencontrarte con esos algunos que se dan el tiempo para pensar un futuro juntos, con esos que abren sus brazos de par en par para abrazar y ser abrazados, con esos que no salen de la carrera al primer tropiezo, con esos que reparten sonrisas hasta con la mirada, con esos que dibujan y pintan en colores, con esos que se dan la maña de llorar cuando lo sienten y de reclamar de vez en cuando porque te echan de menos, nada de ángeles ni brujas ni hadas ni duendes ni fantasmas, son de carne y hueso y esas algunas suelen llamarse Natalie, Karen, Maria Paz, Carolina, Macarena, Marcela, Carolyn... y esos algunos a menudo se llaman Gabriel, Benjamín, Germán y Sebastiano...